Sugar Ray Robinson, el boxeador más 'dulce', era diabético

Jake LaMotta, el boxeador que inspiró la oscarizada película Toro salvaje (1980), dijo en una ocasión: “He peleado tantas veces contra Sugar Ray que no sé cómo no tengo diabetes”.

La afirmación era una broma sobre el apodo de Ray Robinson, el boxeador que consiguió noquearle por primera vez. Lo que quizá no sabía LaMotta es que su rival sí que era diabético.

Ray (1921-1989) era un chico de Harlem, al que muchos consideran el mejor boxeador de todos los tiempos. Su sentido del ritmo y su gran marca así lo atestiguan. Curiosamente, su apodo “Sugar” no estaba originado por su condición, que fue descubierta después de retirarse.

Todo comienza cuando intenta entrar en un torneo amateur con 15 años. La edad mínima para participar era de 18, por lo que Walter Smith Jr. (su verdadero nombre) tuvo que pedirle un certificado de nacimiento a su amigo Ray Robinson que presentó como suyo en sus combates. De este modo acabó adquiriendo el nombre de su amigo, que se completó durante una pelea, cuando una dama del público dijo en voz alta que el púgil era “dulce como el azúcar”. Había nacido Sugar Ray Robinson.

Un apodo, Sugar, que tuvo que defender de la misma forma que sus títulos mundiales la noche en la que se enfrentó a George “Sugar” Costner. Cuando les llegó el momento de enfrentarse, Ray dijo sobre el ring: “tu nombre no es Sugar, ese es mío”, dejando KO a Costner menos de 3 minutos después.

La figura de Robinson fue más allá del deporte. Fue el primer deportista afroamericano en entrar en el “star system” americano. A su restaurante iban estrellas como Frank Sinatra, Nat King Cole... y fue la primera figura en iniciar el concepto de “séquito” que hoy tenemos tan asociado al boxeo, con un púgil rodeado de equipo y amigos en su entrada al ring.

Eso sí, un séquito de familiares y amigos con los que dilapidó su fortuna, de 4 millones de dólares de la época. Aunque él nunca se arrepintió de haberla gastado en ayudar a su círculo cercano y disfrutar del dinero.