Jerry Garcia, el músico que la diabetes se llevó demasiado pronto

A menudo te hemos traído a esta página historias de famosos que han logrado el éxito y llevar una vida plena pese a la diabetes. Ejemplos de que puedes lograr lo que te propongas, sin limitaciones. Hoy, por contra, os vamos a contar lo que puede ocurrir cuando no cuidas correctamente de tu diabetes, a través de uno de los guitarristas más notables de la historia de la música, Jerry Garcia, alma máter de The Grateful Dead.

 

Garcia debe su apellido a la familia gallega de su padre, pero nació en 1942 en San Francisco. Pese a que un accidente cortando leña de niño le amputó buena parte de su dedo índice derecho, eso no le impidió comenzar a tocar la guitarra, y llegar a convertirse con su banda como uno de los iconos de la contracultura norteamericana de los 60s. En su música mezclaba sus influencias de jazz, country y rock clásico con la psicodelia y la improvisación. Esta última convertía cada concierto suyo en una experiencia totalmente distinta, y fomentaba que sus fans, los Deadheads, les siguiesen de ciudad en ciudad durante sus giras.

 

Fueron 30 años de música, discos y conciertos. Que solamente interrumpían los problemas de salud de Jerry. El guitarrista sufría diabetes, que se veía agravada por su sobrepeso, su adicción al azúcar, su apnea de sueño, su tabaquismo, y su continuado uso de varios tipos de drogas. Tanto así, que en 1986 sufrió un coma diabético que le tuvo cinco días ingresado. Su cuerpo llevaba un par de años avisándole, y no era raro verle en el escenario algo desorientado. Tenía 44 años y había visto la peor cara de la diabetes de cerca.

 

Jerry intentó entonces cambiar de hábitos. Contrató un entrenador personal que cuidase su dieta y su peso. Pero las drogas volvieron a hacer acto de aparición. Y aunque Jerry redujo su consumo de tabaco y se volvió vegano, también pasó varias veces por clínicas de desintoxicación. Además, una nefropatía le dificultaba tocar la guitarra, ya que había perdido sensibilidad en sus dedos.

 

Precisamente en una clínica de rehabilitación, unos días después de cumplir 53 años, era encontrado muerto tras un ataque al corazón. Un gran músico al que la combinación entre la diabetes y una mala vida evitó incrementar aún más su legado musical.