Cuando participaba en una prueba, Gary Hall se dejaba notar. Más que un nadador parecía que llegaba a la piscina una estrella de la lucha libre. Calzón de boxeo (adquirido a Muhammad Ali), batín con la bandera estadounidense… e incluso para calentar realizaba movimientos más propios de un púgil que de un nadador, para intimidar a sus rivales.
Lo que muchos no sabían es que la diabetes estuvo a punto de dejarnos sin un gran (y excéntrico) nadador.
A Gary la afición por la natación le venía de familia. Su padre, Gary Hall Sr., fue un destacado nadador, participando en tres olimpiadas (ganando en ellas dos medallas de plata y una de bronce, y llegando a ser abanderado de la delegación americana en Montreal’76). También ostentó tres récords mundiales.
En la familia de su madre también había varios nadadores, incluyendo su abuelo.
Sin embargo, el pequeño Gary comenzó en la natación deportiva ya con 15 años. Este tardío inicio no le impidió debutar en unas olimpiadas con 21, concretamente en los juegos de Atlanta de 1996. Allí logró dos platas individuales y dos oros en los relevos. incluyendo su participación en los dos récords mundiales de relevos de 400 metros estilos y libres.
Parecía que despegaba una prometedora carrera, que se veía truncada poco después por dos problemas. Primero, una sanción por positivo en marihuana, y acto seguido el diagnóstico de una diabetes tipo 1. “Empecé a sentirme cansado todo el tiempo. Siempre tenía sed, y empecé a experimentar visión borrosa, entre otros síntomas”, cuenta Gary, pero no fue hasta perder el conocimiento en una fiesta cuando le realizaron los análisis que descubrieron su condición.
Gary estaba perplejo, el doctor le decía que no volvería a competir a nivel profesional, y él no entendía cómo su cuerpo, al que había dedicado tanto esfuerzo para mantener en forma, le estaba fallando con apenas 24 años.
Dejó de entrenar unos meses, hasta que una buena marca en una prueba amateur le hizo cambiar de idea. Se presentó a los pre-olímpicos, logrando clasificarse para Sydney’00 ganando la prueba de 50 metros, batiendo un récord americano que llevaba más de 10 años vigente. Gary comenzó entonces a variar sus rutinas de entrenamiento. Nadaba ocho horas al día, parando cada 45 minutos para medir sus niveles de glucosa.
En Sydney logró su primer oro individual, en 50 metros libres, además de otro oro y una plata en relevos, y un bronce en los 100 metros libres individuales.
Repetiría éxito en Atenas’04, donde revalidó su oro individual, además de lograr un bronce en relevos.
Gary luego ha participado en varias iniciativas para educar e informar sobre la diabetes. En sus charlas hace hincapié en tres consejos para los debutantes: “Lo primero de todo, cuida tu diabetes. Aunque a veces te venga mal, merece la pena evitar cualquier complicación. Segundo, saca provecho de todos los recursos disponibles. Hoy en día es mucho más fácil vivir con diabetes de lo que ha sido nunca. Finalmente, si controlas tu diabetes podrás hacer todo lo que tu cabeza se proponga”.
Descubre más sobre este gran deportista en la página de Facebook Gary Hall, Jr.- World's Fastest Man in Water: https://www.facebook.com/Gary-Hall-Jr-Worlds-Fastest-Man-in-Water-16363999737/