Hoy vuelve a nuestra web el corredor Daniel Hans, que viene a hablarnos de la glucosa presente en las frutas.
Érase una vez un grupo de alimentos llamados frutas. Durante tiempo fueron objeto de reiteradas consultas sobre su limitación en el consumo por su contenido en fructosa.
Vamos a desarrollar el término fructosa y explicar el consumo saludable de frutas por parte de las personas con diabetes.
Cuando hablamos de fructosa englobamos el azúcar simple de las frutas, pero también, de uno de los edulcorantes más utilizados en la industria alimentaria. Ambos son fructosa, pero su efecto sobre el organismo difiere.
La dieta occidental se caracteriza por un alto consumo de alimentos procesados ricos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, sodio, así como un consumo excesivo de azúcar. La tasa de consumo de fructosa en la dieta, principalmente en combinación con glucosa, ha aumentado en todo el mundo durante los últimos cincuenta años.
Es a partir de la década de los años 70 cuando se comienza a producir diversos productos derivados de la sacarosa y de donde aparece la fructosa como edulcorante.
La mejor opción de fructosa como edulcorante (desde el punto de vista industrial) ha sido el Jarabe de Maíz de Alta Fructosa (JMAF) que contiene 55% debido a su estabilidad y costo, aunque hay un pequeño mercado para el que contiene 80-95%. La producción de JMAF requiere de los siguientes pasos: 1) moler el maíz mojado para extraer el almidón, 2) sacarificación y licuefacción para hidrolizar el almidón del polímero a monómero de dextrosa, 3) isomerización para convertir la dextrosa a fructosa y 4) fraccionamiento para enriquecer su concentración en la isomerización del producto.
En la actualidad, la fructosa ha reemplazado a la sacarosa en muchos alimentos y bebidas por su poder edulcorante, bajo costo, propiedades funcionales y estabilidad del producto.
Y es este alto consumo de productos con Jarabe de Maíz de Alta Fructosa (JMAF) junto al azúcar, que han llamado a la atención por su efecto negativo en la salud de las personas, especialmente al favorecer el aumento del peso corporal y el incremento de diabetes y enfermedad cardiaca coronaria.
Por otro lado, las frutas, a pesar de los azúcares que contiene, junto a vegetales y cereales integrales, la recomendación actual es a aumentar su consumo, para mantener la salud y proteger contra enfermedades como la diabetes, el cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Contrastando este último párrafo, hago referencia al siguiente estudio donde se concluye lo siguiente:
«Las pruebas científicas, incluyendo el presente estudio, sugieren, por tanto, que una elevada ingesta de fruta no ejerce un impacto negativo en el control de la glucemia». La aparente contradicción en relación a los efectos del azúcar que contiene las frutas es en parte debido a la fibra dietaría y la pared celular de la fibra, lo que disminuye la velocidad de absorción a nivel intestinal, lo que repercute en una respuesta glicémica más baja, y esto es más notorio en la fruta entera que en el puré de fruta o el jugo de fruta”.
Una pequeña ingesta de fructosa (contenida en frutas) se ha demostrado que reduce las concentraciones postprandiales de glucosa. Además, bajas dosis de fructosa, restaura el efecto inhibidor de la hiperglucemia en la reducción de la producción neta de glucosa hepática en la DM 2. Es por tanto que un aumento en el consumo de frutas de bajo índice glucémico, mediante la liberación de fructosa (6 o más gramos) en el intestino delgado a la circulación durante un periodo prolongado de tiempo, tiene un gran efecto en la reducción en los niveles de glucosa postprandial en sangre.
Situación muy diferente es el consumo elevado de fructosa (17-25% de la ingesta de energía alimentaria) como el incorporado en las bebidas azucaradas, productos de panadería y los cereales de desayuno, estos han sido asociados con un aumento de los triglicéridos y posterior aumento de colesterol LDL y también se ha demostrado que es un factor de riesgo para un aumento de la grasa visceral, Diabetes Mellitus y enfermedad cardiovascular.
Por tanto, Las frutas en general también son fuentes de fibra, minerales, antioxidantes y compuestos fenólicos, lo que puede reducir los lípidos séricos y el daño oxidativo, disminuir la presión arterial, mejorar el control de la diabetes y, a través del tiempo, disminuir los riesgos de tener una enfermedad cardiaca coronaria.
Termino recordando que la American Diabetes Association aconseja en su web “Coma más de estos alimentos: alimentos con carbohidratos enteros, mínimamente procesados. Frutas como manzanas, arándanos, fresas y melón. Granos enteros intactos como arroz integral, pan integral, pasta integral y avena. Verduras con almidón como maíz, guisantes verdes, batatas, calabaza y plátano de cocinar. Frijoles y lentejas como frijoles negros, frijoles, garbanzos y lentejas verdes” (Fuente).