Hoy nuestra firma invitada es el deportista Daniel Hans, que nos habla del aumento de los casos de diabetes y su vinculación con la falta de ejercicio.
Llevo más de 32 años con diabetes tipo 1 y en todo este tiempo he visto muchas personas que debutan en diabetes tipo 2. Nuestra diabetes tipo 1 aparece de la noche a la mañana sin tener una evidencia clara del por qué nuestros anticuerpos atacan las células beta del páncreas.
Pero, la diabetes tipo 2 existe un gran factor preventivo que además es beneficioso no sólo para evitar una futura diabetes tipo 2 sino para otras patologías.
Se ha comprobado que una alimentación saludable y un mínimo de actividad física son un gran escudo salvador de patologías que una vez llegan no quieren marcharse para el resto de la vida.
La diabetes tipo 2 es considerada desde hace años la pandemia del siglo XXI apareciendo de forma exponencial y a edades cada vez más tempranas.
Quizás sea desde mi visión como paciente con diabetes tipo 1 pero con el creciente y alarmante número de nuevas personas con diabetes tipo 2 y viendo que con sólo cambiar los hábitos de estilo vida poder evitarse no entiendo el por qué no se lleva a cabo.
La mala alimentación y sedentarismo producen problemas en el organismo tales como obesidad que pueden llegar a producir insulinorresistencia periférica. Esta insuficiencia hace que nuestras células beta del páncreas tengan que producir más cantidad de insulina (hiperinsulinemia) que si no se remedia cambiando hábitos de vida más saludable con el tiempo puede provocar el agotamiento o claudicación de las células beta produciendo menor insulina de la necesaria. Ya tenemos aquí la llamada pre-diabetes que puede desembocar en una diabetes tipo 2 en firme necesitando de medicación oral y/o insulina inyectable según cada paciente.
Destaco sólo uno de los numerosos estudios de los beneficios de un adecuado estilo de vida saludable repercute positivamente en nuestra salud:
Diabetes Prevention Study (DPS) de Toumilehto, realizado en Finlandia en 522 personas con IMC > 25 kg/m2 e intolerancia a la glucosa (ITG), con una edad media de 55 años y un 66% de mujeres. En este estudio al grupo de intervención se le aplicó el objetivo de reducción de peso un 5%, un aumento del ejercicio físico de 150 minutos semanales, una reducción de grasas a un 30% del total de calorías, de grasas saturadas (< 10%) y un aumento de fibra en la dieta (15 gr/1.000 Kcal/d). El grupo control por su parte recibió sólo las recomendaciones habituales en dieta y ejercicio. En los 3,2 años del estudio se constató una reducción del riesgo relativo (RR) del 58% en nuevos diagnósticos de DM2. El seguimiento a largo plazo tras la finalización del ensayo clínico del DPS permite afirmar que los efectos persisten con el tiempo aunque se atenúan.
Debemos tomar conciencia y no esperar al momento en que no se puede retroceder. Es sencillo llevar una alimentación saludable (Recomiendo leer "Mi Dieta Cojea" del nutricionista Aitor Sánchez) así como llevar un día a día con un mínimo de actividad física (La OMS recomienda como mínimo 150 minutos de actividad física aeróbica a la semana).
Os dejo esta reflexión y espero que os sea de ayuda.
Podéis seguir a Daniel Hans en redes sociales como Facebook o Instagram.
Fuentes:
Tuomilehto J, Lindström J, Eriksson JG, Valle TT,
Hämäläinene H, Ilanne-Parikka P, et al. Prevention of type 2 diabetes mellitus by changes in lifestyle among subjects with impaired glucose tolerance. NEJM. 2001;344:1343---50.).
Prevención de la diabetes mellitus 2
M. Seguí Díaza, J.J. Mediavilla Bravob, J.M. Comas Samperc,A. Barquilla Garcíad y F. Carramiñana Barrerae
Atención Primaria, Grupo de Diabetes de Semergen, España