Dentro de unas semanas, si el COVID no obliga al Gobierno y las Comunidades Autónomas a cambiar de planes, los niños volverán al colegio. Y no son pocos los padres que están más que preocupados por la situación. Especialmente cuando sus hijos son personas de riesgo, como pueden ser los pequeños con diabetes.
El primer consejo que vamos a dar debemos ponerlo ya en marcha: nuestros hijos deben conocer y seguir todas las normas de seguridad. Desde lavarse las manos con frecuencia (o utilizar gel hidroalcohólico) a no tocarse la nariz, la boca y los ojos. Y, por supuesto, deben ser capaces de mantener la mascarilla puesta. Es labor de los padres educarlos en estas recomendaciones, y asegurarse de que llegan al colegio con esa lección aprendida en casa. Por su seguridad y la de los demás alumnos y profesionales de la educación.
Hay que poner especial atención en la higiene al salir y llegar a casa, al llegar y salir del centro, después de usar el baño o realizar actividades deportivas, y con los alimentos.
Algo que ya deberíamos estar haciendo desde hace meses con los pequeños, y que deberían haber hecho este verano allá donde hayamos estado. Igual que hacemos también nosotros en nuestros centros de trabajo.
Una vez comience el curso, también es labor de los padres detectar cualquier posible síntoma de COVID, o casos positivos en el entorno familiar, y no enviar a los pequeños a la escuela ante un posible riesgo de contagio.
En cuanto al transporte, andar y la bicicleta son los métodos más seguros para ir al colegio. Si el centro está lejos de casa, lo ideal sería llevar a nuestros hijos en coche a clase, para hacer menos uso de los transportes colectivos (ya sean públicos o privados).
¿Y el colegio? El centro debe encargarse de las tareas de limpieza y desinfección de las aulas y espacios comunes, con especial atención a barandillas, pomos, materiales… y todo aquello que suelen tocar muchas personas al día. La ventilación continua de todas las aulas también será un punto importante a tener en cuenta.
Y, lógicamente, eliminar asambleas, eventos deportivos, y cualquier otra actividad que implique una aglomeración de personas.
Más polémico parece la medida de mantener la distancia social entre los alumnos. ¿Hay suficiente espacio y profesores en las escuelas para ello? La tele-enseñanza podría ser una alternativa, pero ya demostró durante el confinamiento que crea grandes desigualdades sociales.
Lo que sí deben intentar los niños, padres y profesores es que los pequeños minimicen el contacto entre personas, ya sea con los tutores o con otros alumnos.
En resumen, ante el comienzo del curso, a los padres nos toca extremar las precauciones, y asegurarnos de que nuestros hijos e hijas también lo hagan.